Nuestros clientes, a los que representamos de forma gratuita, pasaron 31 años en prisión por una condena errónea. Conseguimos que les indemnizaran por la mayor condena de prisión errónea en la historia de Estados Unidos.
Introducción
Henry McCollum y Leon Brown eran adolescentes cuando les condenaron a pena de muerte en 1983 por la violación y asesinato de Sabrina Buie de 11 años, un delito que ellos no cometieron. Condenados sobre la base de testimonios falsos obtenidos bajo coacción, los dos hermanastros negros con deficiencia intelectual pasaron 31 años en la cárcel antes de que la prueba de ADN demostrara su inocencia. Fueron exonerados en 2014 y se les reconoció su inocencia en 2015.
Pero lo que más les importó a McCollum y Brown es que se descubriera y demostrara esta atroz injusticia. «No podían esconder lo que nos habían hecho», declaró Brown. «Al final tenía que salir la verdad».
Solución
Representamos a McCollum y a Brown en una causa de derechos civiles gratuita, Gilliam and Tarlton contra Robeson County y otros. Finalmente tuvimos que demostrar que los hermanos merecían la indemnización por las décadas que estuvieron encarcelados erróneamente. Por lo que con una estrategia crucial se preparó a los hermanos para testificar. «Fue como una inspiración para mí... poder hacer que el jurado supiera exactamente lo que había pasado», dijo Brown.
Otro elemento crucial del juicio fue la presentación del testimonio de Sharon Stellato, la directora asociada de la Comisión de Inocencia de Carolina del Norte, que había investigado previamente el caso de los hermanos y ayudó a demostrar su inocencia.
La demostración de lo próximo que se encontraba el cuerpo de Buie del patio del asesino real, solo a 11 metros y 20 cm, también fue importante. Des Hogan, el jefe de nuestro equipo, viajó al lugar del delito en un entorno rural de Carolina del Norte. Después en el juicio, Des habló ante los miembros del jurado: Extendió una cinta de medir en la sala que representaba la misma distancia. Sabrina Buie fue encontrada a 14 pasos del patio de un conocido violador y asesino en serie al que la policía nunca investigó.
Cuando el juez leyó la sentencia, la sala se quedó anonadada. Se admitió que McCollum y Brown sufrieron la mayor condena errónea de la historia de Estados Unidos: Un total de 75 millones de dólares. Pero para los hermanos el dinero no importaba. Lo que importaba era la alegría que sintieron porque un jurado oyó sus historias y creyeron en ellos.